Ya sabes que durante el embarazo, funcionan más activamente las glándulas sudoríparas. Por esto, para eliminar con más facilidad los desechos del organismo es necesario que tomes un baño diario. En contra de una opinión popular muy extendida, los baños no están contraindicados, a no ser en los casos de pérdida de sangre, pérdida de líquido por la vagina (ruptura de membranas) o presencia de albúmina en la orina.
Al ser más abundantes las secreciones vaginales, se impone una higiene más cuidada, sobre todo en los órganos genitales. Aparte de la limpieza el baño ejerce además una acción sedante que te ayudará a dormir más plácidamente. No te olvides de añadir al agua de la bañera, una cucharada pequeña de sal o de bicarbonato de sosa, o también una espuma relajante, pues te aumentará la sensación de descanso.
Algunas precauciones: Lleva cuidado con el baño demasiado caliente, pues dilata los vasos sanguíneos, favorece la aparición de varices y reblandece los tejidos. Pero también el baño excesivamente frío provoca contracciones uterinas. Ten en cuenta que los baños de sauna te están completamente prohibidos porque sudarías demasiado, te debilitarías excesivamente y correrías peligro de desvanecimiento.
Después del baño, se aconseja friccionarse con un guante de crin: esta acción suavizará tu piel y te ayudará a eliminar la celulitis. Aplícate luego una leche corporal para hidratar la piel que, en período de embarazo, tiende a secarse demasiado.
Las duchas vaginales son contraindicadas sin previa consulta médica.
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