En lugar de tres comidas abundantes, come varias veces al día en pequeña cantidad. Así no sobrecargarás el estómago y tendrás mejores digestiones.
Es mejor que comas pan moreno, o sea, pan integral, en vez de pan blanco. Pero no lo tomes más que en una comida, en el desayuno por ejemplo, y además tostado.
Huevos: Al menos dos o tres veces por semana. Puedes incluso llegar hasta cinco veces. Pero no los comas nunca fritos con tocino entreverado, pues éste contiene excesiva sal, siempre perjudicial para la mujer embarazada. Tómalos más bien escalfados o cocidos.
Carne: Basta una comida con carne al día; es preferible que la tomes asada.
Pescado: Al menos has de hacer tres comidas de pescado por la semana. Hervido o asado al horno es lo más recomendable.
Legumbres: Has de tomar la legumbre cocida, pero también al menos una legumbre cruda, una ensalada con aceite vegetal, con limón o con yogur. Ten la costumbre de conservar en el frigorífico trozos de zanahoria, apio, rábanos, pepino, para ir mordisqueando entre comidas.
Lácteos: Incluye poco a poco en tu alimentación yogur y requesón, así como quesos villalón o burgos fresco. Bebe- dos vasos grandes de leche al día, por lo menos. Toma tus postres también a base de leche.
Fruta: Son excelentes las naranjas, pomelos, limones, manzanas, plátanos, etc. Ten siempre a mano una bandeja con fruta. No cuesta más que un dulce, y es más sano.
Azúcar: Toma la menor cantidad posible de azúcar blanco; es preferible para ti el azúcar moreno no refinado.
Zumos: Resulta muy bueno el zumo de verduras frescas, bien licuado, que debes tomar entre las comidas o media hora antes de comer.
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