1. No sabe lo que sucede en ella; siente angustia ante lo desconocido.
2. No desea la llegada del bebé.
3. Está nerviosa y agitada.
4. Se queja continuamente de su malestar.
5. Es incapaz de relajarse.
6. Espera la contracción uterina encogida sobre sí misma, como si se tratara de parar un golpe. Para ella cada contracción es sinónimo de un dolor atroz. No hace más que gritar y agitarse convulsivamente.
7. No cesa de pedir analgésicos y anestesia.
8. No desea ver nacer a su hijo.
9. El marido da cien patadas por los corredores o las salas de espera, y va quemando un cigarrillo tras otro, mientras espera que se acuerden al fin de él y le digan si es niño o niña.
10. El parto representa para ella un momento desagradable. Cuando habla de él, es siempre con amargura.
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